Una iniciativa legislativa popular fustrada
Zaragoza, 22 de febrero de 2002
El
último Pleno de las Cortes de Aragón, por asentimiento,
acaba de aprobar la retirada de la proposición de ley
de promoción del ahorro energético y las energías
renovables, tal como habían solicitado los promotores
al considerar que el texto final aprobado en Ponencia y Comisión
por las Cortes no respondía sustancialmente al que firmaron
37.000 aragoneses hace cuatro años. Conviene recordar
que entonces, cuando las asociaciones ecologistas y ciudadanas
promovieron esta iniciativa legislativa popular (que apoyamos
desde CHA), vivíamos bajo la amenaza del "Rubbiatrón"
y la proposición de ley buscaba cerrar las puertas a
la energía nuclear en Aragón y dar un impulso a
las energías limpias y a la eficiencia energética, estableciendo
unos objetivos de reducción de emisiones contaminantes
en determinados plazos y constituyendo un Instituto y un órgano
consultivo que velaran por esas políticas energéticas.
Se han perdido, por tanto, cuatro años. Y lo más
grave es el daño que esta situación puede causar
en la propia figura de la iniciativa legislativa popular.
Ciertamente en las sociedades democráticas contemporáneas
existen pocos cauces para la participación ciudadana
en las decisiones políticas. Prácticamente sólo
se cuenta con la voluntad popular cada cuatro años en
las sucesivas convocatorias electorales. Luego parece que los
gobernantes actúan como si tuvieran un cheque en blanco.
Por eso, es importante abrir nuevas vías a la participación
popular. En el sistema español apenas se ha desarrollado
la figura del referéndum y el único elemento
participativo que nos trajo la Constitución fue la iniciativa
legislativa popular. De hecho, una de las primeras leyes
autonómicas en Aragón fue precisamente la que regulaba
la capacidad de al menos 15.000 ciudadanos aragoneses para
presentar proposiciones de ley en nuestras Cortes.
Nadie cuestiona que evidentemente la última palabra
la tienen los Diputados, que representan la soberanía
de todo el pueblo y que, de hecho, han sido elegidos específicamente
para legislar, pero a los constituyentes les pareció
necesario abrir un cauce popular a la iniciativa legislativa.
Nadie puede obligar a las Cortes a asumir toda propuesta que
les venga, por supuesto; pero, cuando, como en este caso, las
Cortes toman en consideración una proposición
de ley (es decir, la aprueban e inician la tramitación
parlamentaria), se supone que, más allá de las
lógicas mejoras que todo texto precisa, la mayoría parlamentaria
está de acuerdo en los aspectos sustanciales de la ley.
Por eso, cuando el 4 de noviembre de 1999 todos los grupos,
salvo el PP, apoyamos el inicio de la tramitación de
esta iniciativa popular, esperábamos que quienes conformaban
el gobierno, PSOE y PAR, si querían modificar o mejorar
el texto en la línea que creyeran conveniente, mantuvieran
una línea de diálogo con la Comisión Promotora
y con los partidos que apoyamos la recogida de firmas (CHA
e IU), y no con quien votó en contra. Lamentablemente
en esta ocasión no ha sido así. La mayoría gubernamental
ha preferido pactar la ley con el PP, vaciándola de
contenido. Obviamente la Comisión Promotora se ha sentido
traicionada y no ha encontrado otra salida que solicitar la
retirada de la proposición de ley, por respeto a quienes
la habían respaldado con su firma.
Esta retirada, que nosotros ya temíamos desde hace
más de un año, supone un duro golpe para la vía
legislativa abierta a los ciudadanos. La incapacidad para sacar
adelante esta ley es un fracaso tanto de las Cortes como institución
como de los promotores, pero sobre todo pone en evidencia la
falta de voluntad política y de diálogo de la
mayoría gubernamental, sobre quien recae la principal
responsabilidad. Ojalá en el futuro los legisladores,
sin menoscabo de sus competencias, respeten de verdad el papel
que le corresponde a la comisión promotora de una iniciativa
legislativa popular, si es que alguien se anima después
de este precedente.
Por Chesús Yuste, Diputado en las Cortes de Aragón
por Chunta Aragonesista (CHA).